LOS TUXTLAS…MÁGICO ENGARCE
- Lalo Rojas A
- 28 abr 2020
- 2 Min. de lectura
COLUMNA Del Cronista... #Columnas
LOS TUXTLAS…MÁGICO ENGARCE
Del Cronista...

En la esmeraldina región de Los Tuxtlas, las ciudades de Santiago, San Andrés y Catemaco se envuelven en mágica belleza.
Próximos a la costa del Golfo y al volcán San Martín, cuya fuerza telúrica modeló la accidentada topografía, los tres pueblos se enmarcan en el encanto de espléndidos paisajes, agua abundante, clima benigno, fértiles tierras y la calidez de su gente.
Santiago Tuxtla –el relicario tuxtleco- es un pueblo bello y cuatro veces centenario. Las enigmáticas cabezas colosales atestiguan sus raíces olmecas. Sus fundadores españoles le dieron -por decreto real- nombre, santo patrón y traza urbana…
En la falda del cerro del Vigía, sobre la verde hondonada resalta el multicolor caserío, cruzado por el hilo de plata del rio Tepango. Semeja una pintura a la acuarela o un nacimiento navideño delicadamente diseñado.
Muy cerca, San Andrés –la Sultana de los Tuxtlas, como la llamó don León Medel y Alvarado, su primer cronista-, es aún centro comercial, económico y escolar de la región…Pueblo risueño de barrios pintorescos repartidos en el quebrado terreno…Sus antiguas y espléndidas casonas testimonian un pasado de esplendor y opulencia en torno a su pujante agricultura..
Ciudad que despertó al siglo XX con el pitido del trenecito ramal –como de juguete- en el que viajó toda la región; en el que llegaron las novedades de ultramar y salieron las riquezas de estas tierras…La pequeña estación supo de despedidas y de reencuentros…
San Andrés famosa por la excelencia de su tabaco, por la cercana cascada de Eyipantla, por el mítico hechizo de su “laguna encantada” y por las exquisiteces que ofrece su mercado…Ciudad que avanza a la vanguardia del progreso, sin olvidar su aire provinciano.
Bajo el manto de su patrona, la Virgen del Carmen, al resguardo de sus cerros “mono blanco”, “el gavilán” y “puntiagudo” se asienta Catemaco…Pueblo de pescadores y campesinos que sueña, trabaja y se refleja en el espejo de su lago, pródiga fuente de sustento de muchas generaciones…
Lago, islas, montañas, celajes, paisajes de ensueño conforman –a pesar de tanta destrucción- un panorama único, bruñido por el sol o bañado de plata en noches de luna. “Sonrisa de la naturaleza”, la calificó el poeta Guillermo Prieto…
A esos encantos se suma la venerada imagen carmelita traída hace tres siglos por el fraile Diego de Lozada, que dio origen a una bella leyenda y a una devoción hondamente arraigada.
Son nuestros pueblos tuxtlecos…Gemas engarzadas en el verde azul de montes y selvas-tan diezmados por la depredación-, Tierra donde la belleza aflora en sus paisajes y en la sensibilidad de sus poetas, músicos, pintores, artesanos…y en los anhelos, el trabajo y la cordialidad de su gente…
Pueblos poseedores de un tesoro natural, incomparable, que se alegran al son de la jarana y el fandango…Pueblos de rica herencia ancestral, de tradiciones y valores que es preciso rescatar, proteger y enaltecer, para que continúen brillando, en la magia esmeraldina de Los Tuxtlas. ©shg
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